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Foto del escritorCamila Rebolledo

10 Pautas de Crianza Respetuosa




La crianza respetuosa es un estilo de crianza que se basa en el respeto a los derechos de los niños y niñas. Entendiéndolos como seres merecedores de un trato digno y del mismo nivel de respeto que cualquier otro humano, independiente de su edad.

Los adultos tenemos formas de relacionarnos entre nosotros. Sabemos que tenemos derechos y establecemos límites en el trato de unos a otros. No nos permitimos faltas de respeto, no nos agredimos cuando alguien comete un error. De lo contrario, estamos incurriendo en un delito por atentar contra la integridad física y psicológica de otra persona.

Cuando existen dificultades o diferencias de opinión se dialoga y se buscan formas de llegar a un consenso y a la toma de acuerdos. En la crianza respetuosa busca aplica estas pautas de comportamiento con los niños y formarlos para ser personas felices que sepan relacionarse y vincularse positivamente con otros.


Esto no quiere decir que los niños hagan lo que quieran, sino que nosotros los escuchemos, validemos lo que sienten, entenderlo teniendo en consideración su edad, sus características personales y los apoyemos y orientemos en su proceso de APRENDIZAJE.


Explicarles que si bien, no siempre van a poder hacer lo que ellos deseen, los límites son necesarios y debemos imponerlos en ocasiones por su bien. Un límite bien establecido es aquél que te ayuda a desarrollarte adecuadamente a nivel social y emocional, es aquél que te ayuda a entender pautas de conducta, te proporciona orientación, sostén y apoyo. Es entonces nuestro trabajo como padres, saber establecer dichos límites. La forma más fácil y efectiva de establecer límites entonces, es explicando el “por qué” de todo lo que sucede. Frecuentemente escuchamos como padres y adultos significativos repiten constantemente a sus niños “debes portarte bien”, “eso no se hace”, “no se puede pegar ni insultar”; pero casi nunca proveen explicaciones claras y precisas sobre lo que es “portarse bien” y el por qué no pueden llevar a cabo determinada acciones. Sería mucho más fácil si en lugar de decirle a un niño “debes portarte bien” le dijéramos: “mamá está un poco ocupada y necesita de tu ayuda, si estás corriendo, saltando y gritando por todos lados puede sucederte algún accidente o mamá quizás se pueda alterar, ¿por qué no mejor buscamos un juego tranquilo para que estés más seguro, y en un rato mamá va a acompañarte?" De esta forma, le estamos explicando con exactitud al niño qué esperamos de él y cómo podemos ayudarlos, le estamos explicando las razones por las que su comportamiento no es adecuado, y muy probablemente él lo entenderá con mayor facilidad. De igual forma funciona cuando deseamos que paren un comportamiento inadecuado, ¿por qué no intentamos en lugar de decirles lo que NO pueden hacer, decirles lo que SÍ pueden hacer? Por ejemplo; en lugar de decir “Cata no corras dentro de la casa” es mejor decirle “Cata, dentro de la casa es complicado correr ya que hay muchos objetos y te puedes lastimar o romper algo, vamos al parque o al patio donde podrás correr libremente y sin ningún peligro”.



Principios de la crianza respetuosa

  • Horizontalidad: tratar a los niños como iguales. No podemos hacer a los niños lo que no nos gustaría que nos hicieran.

  • Empatía: se trata de ser capaces de conectar y sintonizar con su alma infantil.

  • Respuesta a sus necesidades, emociones y expresiones.

  • Límites y disciplina positiva, no punitiva. No se trata de castigar o premiar conductas o de permitirles hacer lo que quieran. Establecer límites con empatía.



10 Pautas para una crianza respetuosa

  1. Regula tus emociones para conectar con el niño.

  2. Empatiza con el punto de vista del niño. Aprende a mirar con los ojos del niño, de este modo descubrirás que es lo que te quiere decir con sus comportamientos.

  3. Respeta su individualidad y sus ritmos de desarrollo. Cada niño es único, especial y diferente. Debemos tener en cuenta sus características y no exigirle cosas para las que no está preparado.

  4. Entiende sus expresiones de malestar (enfado, tristeza, estrés,…), son algo normal y propio de los niños/as, trata de contenerlos y enséñales a auto controlarse.

  5. Acuerda con él, los límites y reglas. Claras, sencillas y consensuadas.

  6. Renuncia al castigo. Sintoniza con él y aprenderá a seguir tus indicaciones porque confía en ti y acepta tu liderazgo sin necesidad de castigos.

  7. Mantén la calma y no te dejes llevar por los nervios o el estrés. Si quieres conectar con el niño, tendrás que hacerlo desde la calma.

  8. Cuando haga algo mal. Explícale porque lo ha hecho mal, enséñale de este modo a reflexionar sobre su conducta y a buscar alternativas.

  9. Felicítale y refuérzale cuando haga las cosas bien.

  10. Elogia sus cualidades positivas.

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